Amores de primavera
Como hermosas flores que nacen en los más bellos prados, parques y jardines.
Muchas de ellas nos alegran las mañanas.
Sobre sus pétalos se reflejan el amanecer del sol.
Con las manos de aquel humilde jardinero mimando así una a una cada flor de su peculiar jardín,
entregándose a ellas a través de sus caricias.
Mientras las observa, un rostro le viene a su mente: el de su amada.
Porque hay tantos amores como flores tiene la primavera,
cada una de ellas con su esencia, fragancia, frescura
y con la única diferencia que a pesar del tiempo
perduran eternamente sin marchitar.
Como un único arco iris nos llena la vida de un hermoso colorido y muy variado,
rosas blancas, azules, rojas, amarillas, además de girasoles, margaritas, violetas y claveles.
En medio de muchos de nuestros corazones
nos nace una única flor,
que con toda su fragancia nos envuelve,
nos lleva a un viaje eterno
y nos invita a compartir con ella nuestra vida.
Esa flor nacida en nuestro interior es esa persona que amamos
y en el que por ella nos nace también ese sentimiento
que nos hace erizar la piel.
Con tan solo un roce, una mirada, una sonrisa
o incluso un solo beso
nos llena de una felicidad absoluta.
Por ello nos lleva a convertirnos en amores de primavera.